Alessi, Driade y Moooi lo confirman: Roderick Vos es uno de los grandes. Un estudio de diseño holandés que cree en la funcionalidad antes que en el concepto de aquello que diseñan.
Roderick Vos no es sólo un nombre comercial; tras las dos palabras se esconde un diseñador excepcional que, junto a su mujer Claire Teewen, creó en 1990 Roderick Vos Studio.
La filosofía del estudio se basa en la simplicidad y la honestidad, enfoques muy alejados a las perspectivas conceptuales o arty.
Tras estudiar diseño industrial en la prestigiosa Design Academy Eindhoven decidieron poner en marcha su proyecto más personal para inaugurar recientemente su nuevo cuartel general en ‘s-Hertogenbosch, ciudad situada al sur de los Países Bajos, conocida también con el nombre de Den Bosch.
Un antiguo hospital de dos plantas alberga el nuevo showroom, espacio al que se une la oficina de diseño, para disponer al alcance de la mano de los clientes todo el proceso creativo de aquello que diseñan.
Concebido como una galería, laboratorio de ideas, almacén y tienda al mismo tiempo, el nuevo showroom sorprende por el fondo y la forma; en él podemos disfrutar de algunas de sus piezas icónicas: la espectacular cómoda constructivista Dresser Montigny, el escultórico y poético grifo Kiyo y el diseño de Atlantis, un bol de carácter orgánico. Roderick Vos afirma que un buen diseño debe poder explicarse por sí mismo, no necesita puntualizaciones ni excusas, debe estar al servicio de las necesidades diarias.
También podemos encontrar una de sus piezas más emblemáticas, el macetero de techo con lámpara incluida, Bucketlight, simboliza todo aquello que el dúo de diseñadores proclama. Una pieza definida con cierta poesía, un diseño innovador y útil, dos en uno.
El objetivo de la nueva sala de exposiciones trata de disolver los límites entre cliente y diseñador, entre trabajo y ocio, entre profesional e informal. Un objetivo cumplido con creces en un espacio único.
Fotografia: Rene Van der Hulst
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