Por muchos es conocida mi debilidad por un objeto que mantiene para otros una utilidad puramente funcional: las lámparas. Me fascina el trabajo que realizan los diseñadores industriales y las distintas marcas especializadas en torno a una pieza que en muchos casos se transforma en una auténtica escultura.
Revisando mi colección de revistas y navegando por el fascinante mundo de la red, no puedo evitar fijarme especialmente en todas las noticias y novedades que salen alrededor de la industria de la iluminación. Hace tan sólo unos meses descubrí en uno de mis portales de referencia Remodelista, un artículo sobre Álvaro Catalán de Ocón, un fantástico repaso por sus creaciones y la fábrica donde diseña y moldea cada uno de sus proyectos, entre los cuales destaca la colección amparada bajo el proyecto Pet Lamp, en el que se crean lámparas realizadas con una botella de plástico reciclado como base para soportar el trabajo artesanal de indígenas de distintas poblaciones sudamericanas y africanas.
La idea me resultó fascinante y decidí adentrarme en lo más profundo del proyecto.
Álvaro Catalán de Ocón fue invitado junto a un grupo de creativos a visitar Colombia, en verano de 2011, para formar parte del proyecto centrado en la reutilización de botellas de plástico que contaminan la Amazonia colombiana. Al darse cuenta del problema de contaminación que sufría la región, decidieron desarrollar una respuesta activa y firme, desde el punto de vista del diseño, a este problema y convirtieron un objeto con una vida útil, corta y específica en un producto en el que participa la cultura local, concretamente la tradición textil tan arraigada en los pueblos de la zona. La primera fase del proyecto Pet Lamp se desarrolló en Colombia para trasladarse posteriormente a Chile y Etiopía.
La creación de un taller de artesanos de Cauca desplazados por la guerra de guerrillas del país fue el punto de partida de la original iniciativa. Pet Lamp aterrizó en la Feria del Mueble de Milán en 2013 con una gran aceptación. Y no es para menos… Las creaciones son sorprendentes e innovadoras.
En 2014 Pet Lamp aterriza en el continente africano, en Etiopía, para continuar con el asombroso proyecto. La nueva colección Pet Lamp se bautiza con el nombre de Abisina.
La iniciativa cosecha premios desde su concepción: el premio Diseño para el Desarrollo, Premio en la Feria Iberoamericana de Diseño Bianual (DIMAD, Madrid) y el Delta de Plata (FAD Barcelona), entre muchos otros. También se ha convertido en parte de las colecciones permanentes del Museo de Arte de Denver, el Museu del Disseny (Barcelona) y el Centro Nacional de Artes Plásticas, en París.
En 2016 un nuevo camino de aventuras y diseño sostenible abre sus puertas a Pet Lamp. Una iniciativa solidaria, artesanal y ecológica, sencillamente fascinante.
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