Hace tan sólo unos días pude visitar de nuevo, una de mis ciudades favoritas: la exquisita y glamurosa París. No fue sólo un viaje de placer, asistí a la última edición de la feria Maison & Objet, una de aquellas citas ineludibles, que año tras año, me recuerda porqué soy un amante del mundo de la decoración.
Aunque se trataba de un viaje profesional, siempre aprovecho para empaparme de la esencia parisina, callejeando entre grandes bulevares de la época Haussman, y los pequeños rincones que aún conservan aquel encanto imperecedero que tanto me fascinan.
En la Rue Saint Honoré, cerca del Palacio del Louvre divisé la tienda insignia de la capital francesa de una de mis firmas favoritas en cosmética: Aesop.
Aesop inicia su andadura el año 1987 en Merlbourne, Australia, como una evidente alternativa de productos para la piel y el bienestar, tanto para mujeres como para hombres. Durante muchos años su capacidad y filosofía se ha desarrollado en la búsqueda y el estudio de los beneficios que los antioxidantes nos ofrecen, a través de fórmulas creadas con ingredientes de plantas y otros componentes producidos de manera artesanal.
Las tiendas propias Aesop se extienden a lo largo y ancho del mundo entero para acercarnos a un universo creado con rigor a través de una sólida base científica, un packaging simple y un gran sentido del humor.
Una de las últimas incorporaciones, el fabuloso y espectacular establecimiento de Kyoto, creado en colaboración con el equipo de Simplicity, uno de los mejores estudios de diseño de Japón dirigido por Shinichiro Ogata.
Para la creación del espacio se inspiraron en Jun’ichirō Tanizaki’s, considerado por muchos como la piedra angular de la novela contemporánea de Japón y particularmente en su obra maestra “El elogio de la sombra”, un afamado ensayo de gran valor cultural.
El proyecto de la tienda de Aesop Kyoto cuenta también con la influencia del actor y dramaturgo nipón del siglo XV, Zeami Motokiyo, las tradicionales casas Machiya y la alineación vertical del texto en japonés.
La gran ventana frontal de la tienda ofrece a los transeúntes una panorámica inigualable de una bomba de agua antigua en armonía con una paleta de efectos en blanco y negro con un juego de luces y sombras articuladas por un velo de malla ennegrecida que delimita el pasillo de la entrada de la zona de venta. Un sinfín de botellas de productos Aesop se cosen a través del velo para homenajear la caligrafía japonesa.
Un producto de excelente calidad dibujado con la musicalidad y características propias de cada lugar en el que se encuentra. Cada tienda Aesop, un auténtico tesoro, un lujo para los sentidos.
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