Probablemente Ibiza es una de las islas más conocidas del mundo. Tanto para aquellos hippies que la conquistaron y disfrutaron en los años 70, como para aquellos jóvenes que verano tras verano la invaden para divertirse en sus discotecas más de moda.
El resto del año, tantos y tantos meses, sus habitantes, nuevos y autóctonos, viven de forma apacible, rodeados de playas y calas de ensueño, junto a una de las más afamadas puestas de sol, entre maravillosas casas de reciente construcción o viviendas reformadas con buen gusto y respeto artesanal, como la que hoy presentamos, Can Bassó.
Una masía original con más de 300 años de antigüedad, situada en el campo, a tan sólo 5 minutos de Santa Eularia, entre tierra y mar, cuya reforma empezó gracias a la iniciativa de Francis Dimmers y el estudio de arquitectura e interiorismo Box 3 Interiores.
El proyecto de reconstrucción se basa en tres elementos de tradición esenciales, con los que se conservan las particularidades originales de la vivienda: la orientación de la casa, con la fachada y la puerta principal enfrentadas de sur a norte, de forma que se consigue una ventilación cruzada a modo de aire acondicionado natural, la conservación de los distintos módulos implantados que servían para almacenar aceitunas y grano y el sistema tradicional de recolección de aguas, a modo de aljibe –recurso arquitectónico para almacenar agua, por lo general potable-, como tercera pieza clave.
Aunque el cuerpo central de Can Bassó se encontraba relativamente en buen estado, fue necesario reconstruir los techos y reformar a fondo los establos y corrales que conformaban las estructuras circundantes. Al sur de la vivienda se construyó una extensión de corte más contemporáneo, siempre respetando la esencia original de la finca.
Como el Ave Fénix, Can Bassó resurgió de las cenizas para convertirse en la exquisita casa que es hoy. Con la intervención de Box 3 en los interiores y su propuesta decorativa, siempre impecable, el resultado es magnífico. La cocina de Bulthaup, iluminación de Tom Dixon e Ingo Maurer, los baños de Agape y mobiliario de Zanotta, en contraste con la piedra orignal y algunas piezas recuperadas, convierten Can Bassó en el sueño de cualquier amante de la arquitectura y diseño.
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