Para la mayoría de nosotros es imposible empezar una nueva jornada sin disfrutar de un aromático y delicioso café. Solo, con leche, cortado, con hielo… Un buen día comienza frente a una taza de café.
The Coffee Collective es un proyecto de mi país que quiero compartir.
Es una iniciativa solidaria, justa y exquisita creada por un grupo de emprendedores daneses que aprecian todo aquello que rodea el mundo del café y el camino que recorre desde el momento que se planta la semilla hasta aquel preciso instante que disfrutas de su aroma en una taza recién servida.
Porque The Coffee Collective, tuesta, vende y forma, a partir de una filosofía honesta en el proceso, para desplegar una experiencia excepcional con la que ofrecer las mejores condiciones de vida a los productores de café de todo el mundo. El equilibrio perfecto entre los tres ejes fundamentales para crear un producto de alta calidad; la armonía honrada entre el agricultor, tostador y barista.
Tres tiendas propias y otros tantos clientes que sirven su apreciado producto, avalan el saber hacer del equipo. Y el punto de partida: una pequeña semilla y la naturaleza. Un cultivo, las variedades de árboles de café, las condiciones del suelo, la lluvia, sol y viento… Aquellas pequeñas variantes que determinarán la esencia distinguida de un buen café, para hacer realidad un sueño que impulsa una idea, de modo que un pequeño productor de café de Kenya pueda disfrutar de las mismas condiciones y valores que las obtenidas por un productor de vino francés.
Me encanta este modelo de negocio íntegro y transparente creado en 2007, que garantiza la mejor calidad de un producto esencial en nuestras vidas. Un compromiso real con el productor que “moldea” ese pequeño grano de café que un día llegará a nuestra taza.
Desde Brasil, Colombia, Kenya o Panamá, The Coffee Collective impulsa aquel pequeño gesto de placer que se repite 1,6 mil millones de veces al día.
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