En una de las zonas más auténticas y castizas de Madrid descubrimos uno de los mercados con más solera, un lugar histórico y monumental que se ha rediseñado para adoptar un nuevo concepto gastronómico, con el objetivo de aglutinar a los mejores comerciantes, profesionales, expertos y entusiastas de sus respectivas especialidades: el mercado de San Miguel.
Tuve la oportunidad de descubrirlo durante mis largas temporadas disfrutando de la capital, en búsqueda del lugar perfecto para instalar mis apartamentos y suites de lujo en Madrid. Un hallazgo de primera categoría que ya forma parte de mis lugares de interés de la ciudad.
Considerado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, se encuentra situado en la plaza de San Miguel, fue construido por Alfonso Dubé y Díez, arquitecto español conocido por haber proyectado diferentes edificios en Madrid. Las obras concluyeron en 1916.
El mercado de San Miguel es el único mercado en hierro que todavía permanece en pie, tras la desaparición de los también formidables ejemplos de La Cebada y Los Mostenses.
Gracias a la transformación acontecida durante los últimos años, se ha convertido en un espacio de referencia para miles de madrileños y turistas que lo visitan y así disfrutar de las propuestas gastronómicas y culturales que en el mercado de San Miguel se ofrecen, sin abandonar la vocación de mercado tradicional, enfocado también a la compra diaria.
Los mejores comerciantes, profesionales, expertos y entusiastas de sus respectivas especialidades se concentran en el espacio de más de 1.200 metros cuadrados, respondiendo al interés creciente por el mundo de la gastronomía y la calidad del producto que allí se ofrece. Un lugar de encuentro imprescindible, dirigido al cliente, al profesional y al gourmet.
Un espacio de culto, un auténtico colmado a gran escala al que siempre vale la pena volver.
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